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La sarna es una enfermedad cutánea producida por diferentes especies de ácaros, pequeños artrópodos que en la mayoría de los casos son inocuos. Algunos se encuentran en el polvo, otros en la vegetación, y una parte son parásitos, es decir, necesitan un hospedador del que dependen para poder subsistir.

En este último grupo se encuentran los ácaros de la sarna, que están presentes en todo el mundo y en cualquier época del año, e infectan a un gran número de especies animales, incluyendo los de compañía, como el perro –que es de lo que hablaremos en este artículo–, el gato o el conejo, y al ser humano. Se asientan en la piel y se alimentan de restos de células epiteliales, queratina y sebo.

¿CÓMO SE CONTAGIA LA SARNA?

La sarna es considerada una zoonosis, una enfermedad de los animales potencialmente transmisible al ser humano, aunque solo determinados tipos de sarna son contagiosos. La forma de transmisión más habitual es el contacto directo con un animal afectado o por medio de fómites infectados (mantas, juguetes, cepillos). Aunque su sintomatología puede ser muy molesta, muchas formas de sarna son localizadas, incluso remiten espontáneamente en unos días, y en caso necesario hay tratamientos medicamentosos eficaces frente a ella, tanto para los animales como para los humanos.

TIPOS DE SARNA CANINA

Dependiendo de la especie de ácaro que produce la enfermedad, encontramos distintos tipos de sarna canina. Los perros más afectados suelen ser los que se encuentran en malas condiciones higiénicas y hacinados, pero también pueden contraerla si padecen otras enfermedades debilitantes o que alteren su sistema inmune, como el hipotiroidismo, el estrés, o tratamientos inmunosupresores. La sintomatología y el tratamiento es muy similar en todas, con algunas particularidades.

·         Sarna demodécica: causada por ácaros del género Demodex, que se encuentran de manera natural en la piel y los folículos pilosos de los perros. Solamente provoca la enfermedad cuando el número de ácaros se multiplica en exceso debido a una bajada de defensas, a causa de otras enfermedades subyacentes (estrés, hipotiroidismo, cáncer), o tratamientos inmunosupresores. También existen animales predispuestos genéticamente, como los de raza pura y pelo corto (Shar Pei, dóberman). No es contagiosa a los humanos. Existe una forma localizada, que normalmente se resuelve por sí sola en unos meses; y una forma generalizada, más grave, que se extiende por todo el cuerpo.

·         Sarna sarcóptica: también denominada ‘escabiosis canina’, está causada por Sarcoptes scabiei var. canis, un ácaro capaz de excavar milimétricas galerías en la piel. Este tipo de sarna puede afectar a otras especies, como el gato o el zorro, y es transmisible al ser humano.

·         Cheyletiellosis: esta sarna también se conoce con el nombre de ‘caspa ambulante’, debido a su sintomatología. Su agente etiológico es Cheyletiella, y puede afectar a perros, gatos, conejos y seres humanos.

·         Ácaros de los oídos: pertenecen a la especie Otodectes cynotis y se sitúan en el conducto auditivo. Es mucho más frecuente en gatos, aunque los perros, especialmente los cachorros, también pueden sufrirla. El ser humano no se ve afectado.

¿CÓMO PUEDES SABER SI TU PERRO TIENE SARNA?

Observar bien a nuestra mascota es un paso importante a la hora de querer saber si algo funciona o no bien. En el caso de la sarna, habrá ciertos comportamientos que te permitirán ver si tu perro tiene sarna.

 

·         Picor: La sarna produce un picor intenso que hará que tu perro se rasque de forma compulsiva por varias partes del cuerpo. Por norma general, la sarna suele darse en las zonas más grasosas del cuerpo, así que notarás que tu perro no deja de rascarse en los lomos, la barriga o tras las orejas. El picor será casi insoportable, lo que hará que el animal se pare incluso cuando está caminando para rascarse.

·         Pierde el pelo: El animal podría tener una caída de pelo excesiva que incluso le cree calvas en algunas zonas. Al principio podría suceder una zona específica, pero con el tiempo este problema se extendería a todo el cuerpo.

·         Manchas rojas: Esto podría ser síntoma de la sarna roja.

·         Pérdida de apetito: Si muestra más nerviosismo de lo normal, parece molesto y apático y, además, pierde el apetito, es una señal inequívoca de que tu perro tiene sarna.

·         Cambia el olor: Si la sarna está en un estado muy avanzado, el olor del animal podría cambiar a un toque rancio o desagradable.

TRATAMIENTO SI TU PERRO TIENE SARNA

Aunque la sarna puede causar grandes y serios problemas a nuestro animal, si se diagnostica a tiempo se puede curar sin secuelas. El tratamiento que prescribirá el veterinario tiene que ver con lactonas macrocíclicas como la invermectina, moxidectina o la milbemicina. Estas se pueden aplicar vía oral o atópica.

Adicionalmente, se tomarán antibióticos, así como gel o champús que ayuden a eliminar los restos de la piel dañada del animal. Tranquilo, aunque los efectos de la sarna pueden parecer devastadores a simple vista, se pueden remediar y tu perro podrá volver a tener su pelo y piel en perfecto estado.