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¿Te deses peras porque tu perro come cuando le apetece y puede pasar días sin probar bocado? ¿Siempre mezclando el pienso con trocitos de paté o comida fresca? ¿Te agobia la incertidumbre de no saber si tu perro está bien alimentado? Hoy vamos a tratar este tema que tanto os preocupa y tan fácil es de corregir.

Para empezar, son incontables las ocasiones en las que he escuchado…“es que comer siempre lo mismo es muy aburrido! Normal que no se lo quiera comer”. Cierto es que comer siempre lo mismo es aburrido, sobre todo cuando sabes que comer otros manjares es posible. Si nunca, y repito, NUNCA, dais la posibilidad de comer nada distinto a vuestro perro que no sea su pienso, no vivirá con la esperanza de recibir otra cosa. Al hacer este simple gesto, le estamos haciendo un gran favor al animal ya que hay perros, que viven angustiados con la esperanza de recibir un simple trozo de comida que llegará o no.

Cuando el perro entra en este bucle, se toman la libertad de rechazar determinados alimentos cuyo olor o sabor no son de su agrado. Un ejemplo claro, es el caso de los perros que están tan saciados de comer nuestra comida, que les das un trocito de pan, y se permiten el lujo de rechazarlo porque no está mojado con un poco de salsa.

¿Qué hacemos llegados a este punto? Tenemos que reeducar sus hábitos de comidas.

Los perros adultos, deben comer una o dos veces al día. Debéis tener especial cuidado con los perros de raza grande. Éstos son más propensos a sufrir torsiones o dilataciones de estómago, que pueden terminar con un final muy trágico. Para evitarlo, es recomendable dividir su comida en dos tomas diarias. Yo, personalmente, lo hago así independientemente del peso del animal. Pero es algo que dejo a vuestra elección.

Los horarios de comida deben ser siempre los mismos. Recuerda que estamos tratando de crear una rutina.

Antes de empezar a comer, debemos sentarlos y pedirles que permanezcan en quieto hasta que demos permiso. De ésta manera, conseguimos por un lado el control de la situación y por otro creamos más ganas. Ponérselo fácil hace que pierdan el interés.

Daremos 15 minutos para que se coman su plato. Si transcurridos este tiempo, no han querido comer, lo retiramos. Que tengan siempre acceso a su comida a cualquier hora del día, también provocará que pierdan el interés por ella.

Si no han querido comer su pienso en la primera toma, en la segunda no pondremos el doble de comida. Si el animal se queda completamente saciado, mañana probablemente hará lo mismo.

Queda terminantemente prohibido darle de picar entre horas.

Aumentar los paseos también provocará que su apetito aumente de forma progresiva. Siguiendo estos simples pasos de manera estricta, en cuestión de dos semanas el animal habrá comprendido la nueva situación.

Advertiros también, que tengáis especial cuidado en los perros de raza pequeñas, tipo Chiuaua, Yorkshire…ya que éstos son bastante propensos a sufrir hipoglucemias (bajada de azúcar) tras un periodo muy prolongado en ayunas. En éstos casos, no debemos ser tan estrictos con el protocolo de comidas.

No es necesario sobrealimentarlos con nuestra comida. Como ya hemos visto en artículos anteriores, algunos alimentos pueden ser tóxicos para ellos en mayor o menor medida. Además, un buen pienso ya contiene todo los nutrientes necesarios para su organismo. En el mercado, existe una amplia gama de piensos adaptados a las necesidades físicas y psicológicas de cada animal. Nadie mejor que tu veterinario para que te asesore.