Kayser, el valiente pastor alemán, Canela, la inteligente labradora chocolate, Rosita, una amorosa maltés, Blackie, el travieso recogido, Spark, el hiperactivo border collie o Cholita, la mestiza temeraria con los extraños, pero super regalona con sus dueños.
La elección del nombre para un perro está lejos de ser una tarea fácil. Es más, el nombre elegido será determinante para el tipo de relación que se construirá en el futuro.
Contrario a lo que la gran mayoría de los dueños piensa (y hace), el nombre no es lo que el perro debería escuchar justo antes de un “No!”, “sal de ahí!”, “suelta eso!”, ”déjame!”, “bájate!”, etc… Cuando este es el caso, lo único que Spark aprende es a ignorar su nombre, por lo que termina siendo (o aparenta ser) un perro desobediente.
El nombre del perro es LA SEÑAL de prestar atención, primer paso de la conexión con la persona y debe producir inmediatamente un contacto visual atento y relajado, pronto a recibir más información. Para que esto ocurra debes procurar dos cosas: primero, usar su nombre sólo para cosas y situaciones buenas, por ejemplo: Cholita, vamos a pasear?, Kayser, Buen sit!, Spark trae la pelota!!!!, Rosita, ven aquí, etc…y segundo NUNCA JAMAS BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA uses su nombre para llamarle la atención, retarlo o castigarlo.
Sin quererlo, muchas veces el nombre condiciona el tipo de crianza a la que ese perro se verá expuesto. De esa forma, si conocemos a “Chiqui” podríamos suponer que será un perro muy regalón y hasta cierto punto incluso temeroso, mientras que si conocemos a “Sultán” probablemente será un perro alerta y con una gran auto confianza. Esto no es una regla, sin embargo suele ser un factor predictivo aceptable.
En Internet existen centenares de sitios con listas interminables de nombres para perros, por lo me abstendré de incorporar una. En cambio dejo algunos consejos que podrían resultar útiles a la hora de consultar dichas listas:
Intenta elegir un nombre de máximo dos sílabas, ya que se sabe que para el perro es más fácil de reconocer que palabras más largas.
Los perros escuchan con más facilidad el sonido asociado a la letra“s”, por ejemplo: simón, kayser, sasá, etc..
Las consonantes duras atraen más la atención del perro ya que atraviesan mejor la barrera de las distintas frecuencias de sonido, además activan más receptores de audio en el cerebro: por ejemplo gordo o gumbo en vez de gema o gino
Evita nombres que se puedan confundir con las señales de obediencia básica (sit, sentado, down, echado, ven, come, quieto, stay, etc.
Finalmente, recomiendo a todos aquellos dueños que hayan sufrido la pérdida de su regalón o regalona de toda la vida, que se abstengan reutilizar ese nombre en la próxima mascota.
Genera expectativas poco realistas sobre el temperamento del perro y tiende a generar una profunda decepción. Además, simplemente no es justo.